De 'gore' podrían calificarse los resultados de la campaña militar estadounidense en Irak. Sin embargo, me refiero al último candidato demócrata a la presidencia de la Casa Blanca que, tras una desastrosa campaña, perdió las elecciones en los tribunales. Esto es, Al Gore.
Dan Gillmor se pregunta por qué Gore durante dicha campaña no pronunció discursos de gran estadista como el que ofreció hace unos días. Supongo que porque entonces era vicepresidente y estaba seguro de poder ganar. En todo caso, el discurso, patrocinado por MoveOn.org, no tiene desperdicio.
En cualquier caso, lo que sabemos ahora que eran falsas impresiones incluye las siguientes:
(1) Saddam Hussein era en parte responsable de los ataques del 11 de septiembre contra nosotros, por lo que una buena forma de responder al ataque era invadir su país y retirarlo por la fuerza del poder.
(2) Saddam trabajaba codo con codo con Osama Bin Laden y daba soporte activo a los miembros del grupo terrorista Al Qaeda, dándoles armas, dinero, bases y entrenamiento, por lo que lanzar una guerra contra Irak sería una buena forma de evitar nuevas ataques de Al Qaeda.
(3) Saddam estaba a punto de dar gas letal y gérmenes mortales a los terroristas que podrían usarlas para matar a millones de americanos. Por tanto, el sentido común dictaba que teníamos que enviar nuestra armada a Irak para proteger a nuestros seres queridos y a nosotros mismos contra esta grave amenaza.
(4) Saddam estaba a punto de construir armas nucleares y entregárselas a los terroristas. Y como lo único que evitaba de que Saddam adquiriera un arsenal nuclear era obtener uranio enriquecido, una vez que nuestros espías averiguaron que se había hecho con tecnología de enriquecimiento y que estaba intentando comprar uranio de África, teníamos muy poco t iempo. Por tanto, parecía imperativo durante la campaña electoral del pasado otoño pasar de otros asuntos menos urgentes como la economía y concentrarse en una resolución del Congreso para aprobar la guerra contra Irak.
(5) Nuestros marines serían bienvenidos con los brazos abiertos por iraquíes felices que les ayudarían a establecer rápidamente una seguridad pública, mercados libres y una Democracia Representativa, por lo que no habría demasiado riesgto de que las tropas estadounidenses se enfrentaran a una guerra de guerrilas.
(6) Aunque el resto del mundo eran contrarios a la guerra, se alinearían después de nuestra victoria y contribuirían con mucho dinero y soldados para ayudar, por lo que no habría mucho riesgo de que los contribuyentes estadounidenses tuvieran que costear una gran factura.
Ahora, obviamente, todo el mundo sabe que cada una de estas impresiones eran totalmente erróneas.
Justo cuando en EEUU y el Reino Unido están acusando la matemática post-bélica, aquí en España, ni mu. Que ingleses y estadounidenses se afanen buscando a Bin Laden y Saddam Hussein, que nosotros tenemos bastante con encontrar a (des)gobernantes y oposición.
PD: Después de que supiéramos que la soldado Lynch sólo había tenido un accidente de tráfico, una información publicada por Associated Press, y reseñada por El Periódico, indica que los pasajeros del vuelo 93 de United Airlines no estrellaron el avión en Pensilvania, sino que podrían haber sido los propios secuestradores, en respuesta a la incipiente revuelta.