«The Washington Post reseña en Harry Potter and the Copyright Lawyer el fenómeno Fan Fiction. Miles de aficionados de todo el mundo que recrean sus series y personajes escribiendo relatos, guiones o haciendo dibujos sobre ellos en sitios como The Leela Zone (Futurama), Slayer Fan Fiction (Buffy) o Resctricted Section (Potter, sexo y Rock&Roll), con historias subidas de tono sobre el joven mago.
[...] Alguien recordará que la SGAE intentó vetar la parodia de las Ketchup realizada en Marcianos.net de la que se habló en Barrapunto. ¿Deberíamos aceptar que no nos dejen recrear la cultura y convertirnos en consumidores pasivo, en lugar de usuarios?».
Las palabras claves son Napster, P2P y ancho de banda. Para las industrias, los servicios de compartición de ficheros es una amenaza atómica y sus usuarios, terroristas internacionales.
En España, la industria discográfica y cinematográfica está casi desaparecida en las reivindicaciones contra la piratería, cuya voz cantante está personalizada principalmente por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). La SGAE es una sociedad que reparte entre los autores los royalties de los cánones compensatorios por pirateria que se pagan cada vez que compramos una cinta de audio, vídeo o incluso un CD-R.
En EEUU, sin embargo, es la propia industria discográfica (RIAA) y cinematográfica (MPAA) la que está batallando por la criminalización de la piratería. Estos poderosos lobbies tienen fuertes conexiones con la política, y allí ya han aparecido varias leyes que penalizan gravemente la piratería.
¿Por qué esta lucha tan agresiva? Probablemente, por que la industria se juega su futuro.
En general, a la industria la calidad le importa bien poco, mientras venda mucho. Por tanto, gastan grandes sumas de dinero en promocionar a pocos autores, que se reparten las listas de éxitos, de ventas y los cánones (probablemente, siguiendo una distribución de ley de potencias). Tradicionalmente, las pequeñas compañías han estado fuera del juego.
Pero en Internet, las reglas cambian. No solo es muy barato y rápido compartir datos, sino que además, casi cualquier persona puede hacerlo. Y he aquí, creo yo, el principal problema para la industria, que se le acaba el chollo: cada vez va a ser más difícil obtener un gran éxito de ventas, porque a través de Internet, la atención se va a dispersar -si no lo está haciendo ya- a muchos otros pequeños y desconocidos autores.
De hecho, sin mucho esfuerzo, podemos ver la tendencia es de los contenidos se presenta de forma muy similar al del software: libre y distribuido. Recientes ejemplos los tenemos en las novelas de Cory Doctorow y JJ Merelo.
Cada vez más gente conectada, cada vez más ancho de banda, cada vez más contenidos gratuitos (algunos de dudosa calidada, algunos de indudable calidad). Negro panorama para una élite de autores y una industria elitista acostumbrada a facturar millones. No es de extrañar, por tanto, que quieran penalizar lo que ellos consideran abuso ancho de banda y tampoco sería descabellado que comenzaran a criminalizar también a los productores amateurs.
Hay varias organizaciones internacionales, como la Electronic Frontier Foundation (EFF) y Creative Commons (CC), que están trabajando por contrarrestar estos lobbies que, por el momento, cuentan con cierta bendición política.
Por mi parte, opino, lo mejor es publicar cuanto mayores y mejores contenidos se puedan con licencia CC, como la que ampara esta bitácora. Te animo a hacer lo mismo, eligiendo una de ellas.
Pues al Orrin Hatch le han pillado con los pantalones bajados
La industria tendra que encontrar algun medio de preservar su futuro sin convertir a los consumidores normales en delincuentes. No se cual sera, pero alguno tendra que ser.
"Y he aquí, creo yo, el principal problema para la industria, que se le acaba el chollo: cada vez va a ser más difícil obtener un gran éxito de ventas, porque a través de Internet, la atención se va a dispersar -si no lo está haciendo ya- a muchos otros pequeños y desconocidos autores."
No estoy seguro de que esto sea así. Es cierto que gracias a Internet se pone al alcance la posibilidad de diversificar los contenidos, pero no estoy seguro de que la gran industria de medios se encamine por esos derroteros. Quizá esto no sea lo más importante, en mi opinión. La cuestión principal es el control que la industria de medios está ampliando sobre la cultura y la información gracias a las leyes y la tecnología. Como dices "no solo es muy barato y rápido compartir datos, sino que además, casi cualquier persona puede hacerlo", y no sólo eso, sino que es posible para la ciudadanía convertirse en un agente activo de la cultura, recreando a Harry Potter o trazando guiones para los exabruptos de Bender en Futurama. La cuestión básica que tendremos que plantearnos entonces es ¿debemos aceptar que las creaciones culturales se conviertan en un producto mercantilizado al que se le puede sacar todo el rendimiento económico?, ¿debemos aceptar el control absoluto de la industria de medios sobre la cultura?.
La tendencia de la industria de medios va en este sentido, frente a la posibilidad de convertirnos en usuarios participantes de la cultura pretenden reducir nuestro papel al de consumidores pasivos. Nada de compartir la cultura y nada de editarla, (como hacen los creadores de Fan Fiction) para eso están las leyes como la Digital Millenium Copyright Act o la European Copyright Directive que ahora se traspone a nuestra legislación, por una parte, y los Digital Rights Management, por la otra. Porque ¿qué tipo de sociedad es aquella en la que no es posible compartir un libro (véase el "no se puede copiar", "no se puede imprimir", "no se puede prestar", "no se puede dar", de los ebook).
Arturo: Estoy de acuerdo contigo, pero creo que la cosa es aún peor de cómo lo pintas. Si ya es dudoso realizar derivados de otros productos culturales -que es precisamente lo que quiere promocionar Creative Commons- la pregunta es si se nos permitirá disponer libremente nuestra música, vídeo y textos sin ser perseguidos como terroristas del copyright. Ya sabes que la licencia de CC está basada en el espíritu de la GPL, y que Microsoft la tiene demonizada. La extrapolación no creo que tarde en hacerse esperar.
Me gusta mucho el animé y disfruto muchísimo de los fanfics que encuentro por la red. Hay muchas personas que descubren que son autores de gran calidad y a partir de un fanfic con exito pueden elaborar una carrera.
Además creo que si no hay animo de lucro detras del emprendimiento, no tiene porque andar pagando royalties y esas cosas.