Un par de días antes de que Pedro Duque subiera a las alturas para escribir con bolígrafos, en las Noticias de La 2, entrevistaron a un científico británico que sostenía que hoy en día no tiene sentido la exploración humana del Espacio, que los robots lo hacían mejor, más rápido y barato que nosotros.
Más o menos esto es lo que vino también a decir Pedro Jorge Romero en su bitácora, al comentar el primer vuelo tripulado de los chinos. Quizás el personaje más furibundamente contrario a la espación tripulada sea Bob Park, miembro de la Asociación Americana de Físicos, autor de libros como Ciencia Vudú y responsable del boletín semanal What's New:
«Enviar humanos al espacio no ofrece ventajas militares, económicas o científicas. Es una demostración simbólica de que China llega como potencia económica y que se puede permitir desperdiciar grandes sumas de dinero. Quizás los EEUU podrían ayudar a China, ofreciéndoles un completo plan para lanzadera espacial».
¿Es cierto? ¿No existe ninguna razón lógica para enviar humanos al espacio? Hace un par de semanas que terminé Hombres en el espacio, de Luis Ruiz de Gopegui (ex-director de operaciones de la NASA en España). Hay todo un capítulo dedicado a ¿Hombres o robots en el espacio?. Dice Gopegui:
«Conviene replantear el debate ¿hombres o robots? en términos muy distintos a los del retorno científico. Es más apropiado comenzar por establecer con claridad qué tipo de programa espacial proporciona, directa o indirectamente, un impulso más fuerte a las tecnologías punta: sondas automáticas o naves tripuladas. Desde esta nueva perspectiva no parece tan evidente que los programas no tripulados sean los más interesantes. [...]
» Dentro de este debate sobre sondas automáticas y naves tripuladas, un aspecto que no debe olvidarse es el factor humano. Cuando se trata de pedir fondos a los contribuyentes para financiar algún programa espacial hay que admitir que, por lo general, los proyectos tripulados despiertan mayor interés entre el gran público que los programas exclusivamente científicos».
Durante todo el capítulo, el discurso de Gopegui hace clara referencia a todas las críticas, respondiendo a cada una de ellas y explorando todas las alternativas posibles, por lo que su argumentación (que aquí apenas muestro) es muy sólida. Así, pues, no parece que las afirmaciones tan rotundas de Park estén tan claras como pretende. Ya lo dijo John F. Kennedy:
«Elegimos ir a la Luna. Elegimos ir a la Luna y hacer otras cosas en esta década no porque sean fáciles, sino porque son difíciles, porque ese objetivo servirá para organizar y medir lo mejor de nuestras energías y capacidades, porque este es un reto que estamos dispuestos a aceptar, un reto que no estamos dispuestos a posponer, y un reto que pensamos ganar y los otros, también».
Y ya lo saben: los dinosaurios desparecieron porque no tenían programa espacial.
Los vuelos tripulados están en nuestra esencia como especie. Desde que surgió en África, el ser humano se ha sido un explorador. Por ello, resulta lógico pensar que habrá un momento -muy lejano, pero lo habrá, si no satamos antes por los aires- en el que tengamos que salir de la Tierra.
Entiendo a los críticos como Park y estoy de acuerdo con ellos en muchas cosas, pero llevamos el afán exploratorio en nuestros genes. Que es caro, que una misión como la de Pedro Duque cuesta una pasta. Nadie lo niega.
Ahora bien, se me ocurren muchas otras cosas en las que se está tirando el dinero -telebasura, futbolespectáculo, industrias (?) culturales (?) subvencionadas...- en cantidades al lado de las cuales el costo de misiones como la 'Cervantes' es el chocolate del loro.
Luis Alfonso: Cierto es, cierto es. La de maravillas que se harían con la deuda de RTVE. Por cierto, no soy el único que se está acostumbrando a levantarse los lunes para leer tu demoledor comentario sobre el bochornoso programa de JJ Benítez. Felicidades.
Dos cosillas: antes uno se líaba la manta a la cabeza, convencía a unos cuantos jefes y financiadores y se jugaba su piel para explorar. Ahora es otra cosa.
La segunda, pero relacionada con la primera: como tantas otras cosas, no hemos decidido, nos han decidido, quién sabe en base a qué intereses.
Martin Rees (astrofísico) escribió un articulito contando que como científico la exploracion espacial tripulada le parecía una tontería, pero como ser humano le parecía algo maravilloso.
Robert L Park tiene razón, pero ya me gustaría leerle algo en contra de la construcción del frustrado supercolisionador superconductor que tenía entusiasmados a físicos teóricos y de partículas; un aparato carísimo cuya justificación como inversión rentable era tan difícil como la de la ISS.
Los artículos de LAG sobre el tema son duros y precisos, lo mejor que he oído sobre el tema.
A mi juicio, el problema de la ciencia española, o por lo menos el problema más fácil de resolver, es la cantidad subnormal de dinero que invertimos en proyectos militares (hasta el 35% del presupuesto total de I+D). Pero claro, esa estupidez va a juego con el resto de nuestras estupideces colectivas.
Como ciudadano de a pie y contribuyente, prefiero que se tire el dinero en la ISS a en otras cosas. Ya sé que hay juegos de intereses, pero también los hay cuando se fomentan cosas como Eurovisión, por poner un ejemplo próximo de algo que creía superado con el final del franquismo.
No he leído el artículo de Rees que citas, Vendell, pero segurop que coincidiría en mucho con él. Me pasa que coincido con Park en parte -reconozco lo fundado de sus críticas-, pero, como suele decir 'Pedro Duque que estás en los cielos', algún día el hombre tendrá que abandonar la Tierra o estar preparado para hacerlo. Eso, a noser que queramos seguir el camino de los dinosaurios que, como bien recuerda Víctor, se fueron al garete por no tener programa espacial.
Por cierto, estoy leyendo un interesantísimo libro sobre las pirámides, escrito por un egiptólogo que compara la empresa de construir esos monumentos con el programa espacial. Si al final va apasar que los de letras somos más abiertos de mente (es broma).
No entren ustedes en las peleas por el reparto de la miseria. No es bueno.
Porque miseria es lo que se destina a ciencia, a investigación (de la de verdad, no de la de aplicar inventos a que se lucren más los de siempre), a teatro, a literatura, a todo lo que es importante.
Cuando se consiga salir de la miseria ya nos pelearemos por si en el reparto le toca más a la investigación en embriones o a lanzar cacharros cuanto más alto mejor. Pero primero consigamos que haya más de tres centavos encima de la mesa.
Si bien es cierto que las sondas automáticas son muy eficaces para la exploración de los astros, pienso que una combinación para por ejemplo explorar Marte con naves tripuladas y un instrumental muy complejo es más eficaz todavía, YA QUE EL SER HUMANO PUEDE VER Y CAPTAR COSAS QUE NINGUN APARATO TECNOLOGICO PODRIA HACERLO POR SI SÓLO, a parte de que a la sociedad le gusta más explorar por sus propios medios que mediante una sonda, es como más "lindo", más emocionante. Otra cosa: Kenedy, que planificó el viaje a la luna, lo hizo por fanatísmo nacionalista (el mismo fanatísmo que tiene la sociedad Yankee y por un delirio de grandeza que los yankees también tienen), en lugar de hacerlo con un propósito para toda la humanidad (aunque Armstrong haya dicho cínicamente "...es un gran paso para la humanidad...").
A parte de que la exploración tripulada es más emocionante, el ser humano tiene que probar esa tecnología, ya que algún día posiblemente nos tocará irnos a otro planeta por alguna catástrofe, por superpoblación, etc.
Es más: hay mucha gente que dice que se malgasta el dinero en exploración planetaria, PERO LO DICEN MIENTRAS ESTAN RECOSTADOS COMODAMENTE EN UN SILLON MIRANDO UN PARTIDO DE FUTBOL EN EL CUAL SE GASTAN MILLONES Y MILLONES DE DOLARES. Entonces digo: ¿PORQUE NO SE DEJA DE GASTAR TANTO DINERO EN EL FUTBOL ASÍ LE DAN DE COMER A LOS AFRICANOS?