Se puede leer en CanariasAhora el estupendo artículo La luna y Tintín, sobre una de las conocidas obras de Hergé. Publicado a comienzos de la década de los cincuenta, Tintín y la Luna, contó con un trabajo de investigación excepcional por parte del dibujante belga, que trató de ser lo más fiel posible a la realidad. Cuenta Eduardo Serradilla (citando la obra de nuestro querido Rafael Marín) que
«El trabajo fue tan duro que Hergé debió abandonar la historia a los pocos meses de empezarla y descansar durante más de un año, momento en el que decidió fundar sus propios estudios y contratar ayudantes -como el mencionado Bob de Moor- para así poder hacer frente a las responsabilidades de su tarea».
Hergé leyó a Werner von Braun (en aquella época, nazi alemán, padre de los misiles V2 y posteriormente héroe americano, padre de los cohetes Saturno V) y también contactó con los especialistas Bernard Heuvelmans y Alexandre Ananoff. A Ananoff, además, le presentó la maqueta del cohete de Tintín que había diseñado para su aprobación.
Pero la realidad sucedió dos décadas más tarde, con el Apolo 11. Y para dicha ocasión, Hergé dibujó una viñeta donde Titín y los suyos le daban la bienvenida a Armstrong en la Luna.
Para nosotros las preguntas, cincuenta años después de que Titín llegara a la Luna, es otra: ¿cuándo volveremos? ¿queremos, podemos? Es la Gran Duda de la exploración tripulada o la exploración robotizada. ¿Vale la pena el ingente esfuerzo económico y humano para visitar durante algunas horas un mundo que lleva muerto miles de millones de años? ¿Por qué no gastar ese dinero en otras aventuras más provechosas, como la erradicación del hambre en el mundo? Política, orgullo, control militar, tecnología, chovinismo e incluso utopía futurista se mezclan en un debate que no está cerrado. A los que nos gustaría poder vivir en directo el regreso de los terrícolas a las montañas lunares nos ha ilusionado la nueva visión espacial de George W. Bush. Aparte de consideraciones electorales, trata de darle un objetivo a largo plazo a la NASA, mermada por los desastres de los transbordadores.
Y sin embargo, al menos es mi caso, sigo mirando a las estrellas y soñando con que algún día viajaremos entre ellas como lo hacen en Star Trek o Babylon 5.
Anda que no me pregunto veces por qué los astronautas no usarán zapatos con imanes para ir pegados al suelo y simular la gravedad, como hacen Titin (patrono de muchos periodistas, por cierto) y sus colegas :)
Infinito y estéril debate, cuando al final investigar o no depende del día que tenga el ministro de turno (o sus creencias religiosas, o lo que se diga en los periódicos...)
Eduardo Serradilla (el que firma el artículo) un tío muy inteligente y muy puesto en todos los temas, en especial en cine y cómics, un día lo conocí en unas curso de cine de la Universidad, aunque mis discrepancias con él sobre La guerra de las galaxias fueron notables.;)