Quizás lo hayan visto en Frequency, Dragon Heart o Enemigo mío. Según IMDB, Dennis Quaid nació en 1954 en Houston y estudió arte dramático en el instituto y la universidad, aunque se mudó a Los Ángeles antes de finalizar. Pero ya saben que la soledad de los camerinos en Holliwood es grande, y este chico de pro ha tenido tiempo para estudiar climatología y presentar sus propias teorías sobre el cambio global. O eso dice la agencia EFE y El Mundo en La Agencia Espacial demuestra que la olas gigantes 'no son un mito'.
«La nave espacial ERS ha conseguido echar por tierra imágenes que creíamos sólo propiedad de las historias de ciencia ficción. A partir de ahora tendremos que aceptar como verídicas las predicciones del climatólogo Dennis Quaid en El día de mañana. Que la naturaleza puede ser la fuerza más implacable [la negrita es del periódico] y nuestro mayor enemigo es ya un hecho».
Lo cuenta con todo lujo de detalles Yonderboy en su bitácora de Barrapunto: ¿Por qué los periodistas consideran estúpidos a sus lectores?. Quizás no es afortunada la expresión «las predicciones del climatólogo Dennis Quaid», pero la alusión a la película es clara. Esta es una de las culebrillas del verano, en los que faltos de periodistas y noticias políticas y deportivas, los becarios y la ciencia rellenan columnas que da gusto. Si al menos fuera todo el año...
Volvemos a lo de siempre: que hace falta una cultura científica básica, con eso se evitarían muchas de las tonterías que escuchamos cotidianamente en medios supuestamente fiables. Y aunque esté feo señalar, me estoy acordando del responsable de las noticias astronómicas en los informativos de A3.
El día de mañana está aún por llegar, pero aunque algunos quieran verlo catastrofista, yo creo que el cambio climático ya está en marcha y no de ahora, sino de hace años ya, y evidentemente, a veces pasan cosas extrañas, la frecuencia de estas lógicamente irá en aumento.
¿no ha notado nadie el curioso aumento de tornados en la zona del levante en España?
Otra cosa es que seamos no conscientes de ello, y tomemos medidas para evitarlo.
Lógicamente, el catastrofísmo vende y entra facilmente.
Los sunamis, por cierto como fenómeno natura, al igual que otros tantos, son impresionantes, pero sus efectos en las zonas costeras son destructores.