Anoche fui a un pequeño café a celebrar un no-aniversario. Una pareja de amigos (que son un poco raros como yo -dios los cría y ellos se juntan-) celebraban el aniversario de cuando comenzaron a salir, pero ahora no están saliendo, aunque siguen compartiendo una gran amistad. Por supuesto, podrían haberse amargado por separado, pero ahí estaban los dos, disfrutando de la compañía mutua. Y, sea como fuere, apareció, en el discurrir de la conversación, entre café y café, el debate sobre la felicidad.
Eduardo Arcos, de .::bitacoras.net, escribió el domingo una referencia a un tal Alejandro Jodorowsky (que al parecer es muy importante y conocido, pero era la primera vez que escuchaba hablar de tal persona -y siendo sinceros, tampoco encontré nada particular sobre él en el Google). Jodorowsky, a su vez, publicó este domingo en El País una receta de diez ingredientes de cómo ser feliz. He de reconocer que me pone en guardia este tipo de 'revelaciones' y recetarios mágicos. Les sugiero que lean ese artículo antes de continuar.
Jodorowsky afirma que la felicidad es "estar cada día menos angustiado". Y aquí comienzan mis discrepancias, primero una semántica. La felicidad es el estado de ser feliz. Y ser feliz, en todo caso, será estar cada día menos angustiado. En otros lugares, entienden que ser feliz es "estar caracterizado por la buena suerte o ser afortunado". Me interesa esta segunda acepción. Creo que un buen porcentaje de los seres humanos que ya no se preocupan por sobrevivir, se proponen como meta vital alcanzar la felicidad: ser felices. En este sentido, la felicidad es como el Paraíso en la Tierra, donde los problemas no existen, y ser feliz, vivir en ese paraíso. Vivir en ese estado, para algunos, es cosa de lotería, del destino divino, de la buena suerte o de la buena estrella. Error.
Un tal Abraham H. Maslow a mediados de los años 50 del siglo pasado realizó una teoría acerca de la conducta humana. Maslow propuso una pirámide de necesidades. Cada escalón debe estar satisfecho antes de preocuparnos por el siguiente. En el primer escalón de la pirámide están las necesidades fisiólogicas; en el segundo, las de seguridad; en el tercero, las de aceptación social; en el cuarto, las de autoestima; y en el quinto, las de autorrealización. Así, nadie que no tenga qué comer se preocupará por obtener un título universitario. Pero además, Maslow afirma que una vez autorrealizados, culminando el último escalón de la pirámide, bajamos de nuevo ese escalón, y buscamos otra meta. En otras palabras, somos consumistas empedernidos de satisfacciones (no se extrañen que toda esta teoría sobre la conducta humana sea producto de un economista).
Así que, si tomamos por buena la teoría de Maslow, el ser feliz sería culminar la pirámide. La felicidad, el momento de culminar la pirámide (y los instantes inmediatamente posteriores, de recreo en la satisfacción). Y aquí es donde se ve dónde flaquea la filosofía de felicidad tipo "haz lo que te hacía ilusión de pequeño": la felicidad no es un estado contínuo. Se es feliz, pero por instantes. Lo máximo que se puede aspirar es obtener una serie (discreta) de momentos de felicidad.
Por tanto, la forma más simple para ser feliz es ser conformista: satisfecha la necesidad de autorrealización, felicidad asegurada. Otra estrategia, más realista -porque para fortuna de El Corte Inglés, hay poco conformista en el mundo-, aunque más difícil, es que estemos contínuamente satisfaciendo las necesidades de autorrealización. Esto implica proponerse metas prácticas y realizables y cierta disciplina y constancia.
Moraleja. Si alguien afirma que para ser feliz necesita un coche, un perro, una casa, un matrimonio y una pareja fiel, *miente*, al menos en parte: en cuanto los tenga, ya se encargará de aumentar la lista de requisitos. (¿El dinero compra la felicidad? Pues a lo mejor sí: con lobotomías para alcanzar el conformismo, o cajitas de las hormonas que se destilan cuando estamos en un momento de satisfacción, vaya usted a saber).
En este enlace he visto resumido parte de lo que puede leerse en el libro más conocido de Mihaly Csikszentmihalyi.
Al parecer, las situaciones en que la gente "se pierde en el tiempo" son parecidas a un juego.
Otra cosa es que la "suerte" influye, sin duda, en que cada uno:
- tenga más situaciones de "flujo".
- aprenda a modificar la experiencia interna para lograr "flujo" con situaciones en las que otros estarían pasándolo muy mal.
Mejor tener ambas suertes, supongo.
Y si vemos la "felicidad" como algo que ocurre "desde la piel hacia dentro", mucha gente piensa que una parte inolvidable de la felicidad propia es contribuir a la felicidad de otros (es decir, trabajar "desde la piel hacia fuera").
Jodrowsky amás de guionista de comics, hasta tiene película ambientada en el circo. Y libro, creo recordar. Desde luego el sujeto se mueve en los márgenes más exteriores de la cultura. Una especie de Jan Saudek en movimiento.
http://www.ambrosiana.cz/Saudek/Saudek_imgs/s41.jpg
Lucas, he leído por encima el enlace de Mihaly Csikszentmihalyi, pero me parece muy focalizado hacia la productividad en el trabajo. Cuando hablo de felicidad, hablaba más a grosso modo. ¿Crees que su metodología es aplicable a todas las facetas de nuestra vida?
Gracias por los enlaces sobre Jodorowsky. (Las fotos de Saudek son bastante impactantes, vendell ;)
Hay una pequeña conferencia de Guy Kawasaki (ex CEO de Apple) que va un poco en esta línea. El link es:
http://www.garage.com/guy/speeches/paloAlto.shtml
Una perla:
"Pursue joy, not happyness":
Take my word for it, happiness is temporary and fleeting. Joy, by contrast, is unpredictable.
It comes from pursuing interests and passions that might not obviously result in happiness.