Reconozco que cada vez siento más orgullo al entrar en una librería. Son cada vez más los colegas que han escrito o traducido algún libro o dirigido alguna colección. Entre ellos cabe citar a los amigos tinerfeños de la lista esceptican y a Félix Ares, Ernesto Cármena, Javier Armentia, Pedro Jorge Romero o Adela Torres, Daniel Bellón y eso sin contar a Rafael Marín, a quien tengo el honor de alojar en Blogalia aunque solo lo conozco como lector habitual de su bitácora. Este orgullo se mezcla con la envidia sana, ya que hace tiempo que me gustaría escribir y publicar algún libro (de momento no paso de ser uno de los muchos coautores de La blogosfera hispana: pioneros de la cultura digital).
Hace unas pocas semanas otro amigo, Enrique Joven anunció la publicación de su segunda novela. El Castillo de las Estrellas (Ed. Roca, 2007) es una novela de misterio, al estilo del archiconocido Código da Vinci (aunque no sé si a Enrique le gustará tal comparación, ya que se burla de ésta en su novela ;) El argumento gira alrededor del Manuscrito Voynich, un misterioso libreto escrito en el siglo XVI cuyo idioma y contenido ha resistido el intento de descifrado, incluyendo criptógrafos. El protagonista principal es un profesor jesuita de secundaria (astrónomo de formación). Gran parte de la trama transcurre en España, y tanto Tycho Brahe como Johannes Kepler son parte importante de la investigación. Enrique, doctor en Ciencias Físicas e ingeniero del Instituto de Astrofísica, fue guionista de la serie de divulgación Un programa estelar (TVE), por lo que no es de extrañar que la astronomía haya merecido un papel destacado en su novela.
Paso mucho tiempo en Internet, lo que me deja poco tiempo para la lectura. Así que me es inusual leer una novela en menos de una semana. Este ha sido el caso, y es que disfruté mucho con los diálogos. Y es que la novela me recordó, en cierta forma, al estilo de El cálculo de Dios de Robert Sawyer. En dicha novela, gran parte de los diálogos incluyen información real, de tal forma que el lector no solo se divierte, sino que aprende mientras lee. En ese sentido, El Castillo de las Estrellas me sorprendió por la gran cantidad de información que ofrece (y más concretamente, sobre astronomía). Sin embargo, reconozco que en algunos pasajes me llegué a saturar un poco con la cantidad de personajes.
En esta novela las nuevas tecnologías juegan un papel destacado. Los protagonistas se valen de Internet profusamente para realizar sus pesquisas. Entre las frikadas que fui anotando se encuentran: software libre, wikipedia, Google, GPS, Celestron, El Señor de los Anillos, Messenger, listas de correo electrónico, House, USB, etc. Enriquehace varios guiños a su entorno cotidiano, incluyendo al nombre de su bitácora, El Muro de Plank. Cualquier internauta se sentirá plenamente identificados con los personajes, poco heroificados. Y es que, al contrario que otras novelas, la cantidad de fantasía/ficción es la justa para justificar la trama y en las veces que sí, hay gran coherencia interna. Lo que no sé es cómo resistirán estas referencias al paso del tiempo.
Entre las páginas se cuelan dos críticas que no pasan inadvertidas: a la especulación inmobiliaria y al creacionismo (o diseño inteligente). De hecho, siendo Enrique científico, me llamó precisamente la atención que la novela dé tanto juego a la Iglesia (recordemos que el protagonista es un cura jesuita), en contraste con los creacionistas.
En la parte no tan positiva del libro, además de mis intermitentes saturaciones de personajes y fechas (aunque reconozco que Enrique hace esfuerzos por aclarar los puntos más importantes de forma periódica), eché en falta una personalidad más fuerte en los personajes principales y desde luego una separata con fotografías de buena calidad del manuscrito. Y el final me dejó esperando más (lo cual no sé si es intencionado o no ;)
En resumidas cuentas, la novela me entretuvo y aprendí bastante sobre el manuscrito, Tycho, Kepler y la época en la que vivieron (no en vano, encontré algunas pistas sobre el personaje Enoch Root de las novelas de Neal Stephenson). El libro lo recomiendo a especialmente a internautas y aficionados a la astronomía, pero su lectura es fácil y entretenida y creo que gustará también a lectores con gustos menos especializados. Es más, me pregunto si novelas como ésta son más eficaces como vehículos de divulgación que libros didácticos al uso (durante su lectura, es difícil resistir la tentación de imitar a los protagonistas y bucear en Internet para encontrar más información). ¡Enhorabuena, Enrique!
Enhorabuena a Enrique también por aquí. A mí me ha pasado algo similar a lo que comentas tú aquí: el libro cuenta muchísimas cosas de Astronomía y de historia de la Ciencia. Y con tanto personaje a veces uno se extravía un poco (es la única critiquilla que podría darle) pero disfruté también mucho leyéndolo.
Ya le comenté a Enrique que me chafó un poco un cuentecillo que tengo medio escrito desde hace... 8 años, va sobre un chaval de 13 años que quiere ser astrónomo y tiene muchas conversaciones con una profesora. Y un astrófisico amigo de ésta le cuenta la historia de Tycho y Kepler... A ver si algún día lo termino (es una cosa corta de 20 páginas). A mí también me encantaría sacar en algún momento alguna novela, pero no me veo aún capaz...
No me enteré de la publicación de este libro hasta que entré en tu blog, pero ahora ya me he informado lo suficiente y creo que me lo voy a comprar para Sant Jordi (Dia del Libro aqui en Cataluña).
Enhorabuena. Me ha encantado el libro. Lo que siento es que me lo haya leido tan rapido, en un fin de semana. Hacia tiempo que no caia en mis manos un libro que me atrapara tanto.
¿Cuando sera posible adquirir otro asi?
This is the most wonderful graphic novel I've read so far this year, and what's more, it is a standout amongst the most fascinating stories I've perused for the current year of any class. It is a curiously large book, so the pages have a lot of space for both the point by point outlines and the detailed plot!